Ir al contenido

Qué crece: Mirando al 2023

Read in English

Por Jenny Linger, Co-Gerente de Producción de Vegetales
Rosa Villegas, Co-Gerente de Producción de Vegetales, contribuyó a este artículo

Como centro de producción agrícola activo todo el año, Hudson Valley Farm Hub está en movimiento perpetuo. Con la extensión de producción durante las cuatro estaciones y el almacenamiento de invierno, los cultivos que se siembran en un año o temporada se pueden cosechar la siguiente. Así, la visión de un año se forfma en las estaciones anteriores. En las últimas nueve temporadas (desde el inicio de Farm Hub en 2013), el plan de producción se ha definido según distintos paradigmas de cultivo, objetivos de programas, aspiraciones para crecer, condiciones de los campos, limitaciones de mano de obra y, en fin, el lenguaje de la tierra. Al ser una empresa sin fines de lucro, nuestro modus operandi es único – servir a la comunidad, a nivel local y regional, y gestionar y custodiar estas tierras de modo ecológico y social. Entre estos dos objetivos superpuestos, las semillas que sembramos conectan con diferentes facetas de la vida –nuestras colaboraciones con escuelas, universidades, despensas, mercados de agricultores, tiendas de comestibles, panaderías y cafés- y con nuestros cohabitantes -venados, osos, aves, tortugas, insectos, en pantanos y arroyos – y todas las partes de nuestro sistema alimentario.

Col rizada de invierno, col de hoja y acelgas que pasarán el invierno en invernadero climatizado. Foto: Jenny Linger

Las prácticas de conservación y regenerativas han sido la base de nuestra restauración y mantenimiento de la tierra. Tras hacer la transición en 2013 de las prácticas agrícolas convencionales con herbicidas a usar métodos de cultivo orgánico, nuestro enfoque ha sido mantener los campos cubiertos siempre que sea posible, rotar familias de cultivos, y reducir la labranza. Casi una década después, nuestros planes aún reflejan nuestro interés en apoyar la investigación formal y práctica, en los sistemas de información y tecnología que crean resiliencia climática, junto con nuestro compromiso de suministrar casi medio millón de libras de productos frescos y productos secos orgánicos durante todo el año en nuestras colaboraciones con grupos para acceso a alimentos. Nuestro énfasis en la recopilación de datos en los últimos años ha mejorado nuestras herramientas de toma de decisiones y, con tendencias alentadoras, aumentamos las superficies de cero labranza por más del 50%, con cultivos como frijoles secos y granos pequeños plantados en primavera.

Eustacio Quino, miembro del equipo de producción, corta coles durante la cosecha. Foto: Jenny Linger

Junto con el desarrollo constante de nuestros sistemas de producción, es igual de importante pensar en cómo evolucionar y ajustarnos para cuidar los cuerpos y las trayectorias de nuestro equipo. Se calcula que, en un año, un solo miembro del equipo de producción de vegetales levanta más de 50.000 libras de productos. Con un equipo de profesionales agrícolas con edades entre los 22 y los 61 años, nuestra experiencia colectiva suma más de 175 años y abarca una geografía de seis estados y cinco países. Las muchas millas que se deben caminar a pasos pequeños para trabajar las filas con una azada, o con los implementos necesarios para las cosechas mecanizadas, y la suma de la longitud de las filas cubiertas son factores que tienen implicaciones – todas estas variantes son razones para pensar con atención y humildad sobre el trabajo que nos exigimos a nosotros y a los demás para trabajar con sistemas orgánicos. Con la calma del invierno, el equipo de producción de vegetales reflexiona, analiza y comparte ideas, pensando en los puntos débiles en los sistemas de cultivo, variedades, equipos y el plan general. Para el próximo año, estamos pensando en eficiencias e investigación informal de campo, incluyendo el secado de las cebollas, la aplicación mecánica del mantillo y cómo sincronizar estratégicamente el riego (suministrado por agua de lluvia y manual) con los procesos de cultivo.

Secando cebollas en el invernadero después de la cosecha. Foto: Jenny Linger

El plan de producción de vegetales de este año se parece a los últimos años, ya que la rotación regresa al campo P45 después de haber plantado cultivos de cobertura y granos pequeños durante dos años.

P45 es un campo de 34 acres, será conocido para quienes pasen en auto o en bicicleta por el extremo corto del campo en la curva de Hurley Mountain Road cerca de Dug Hill Road.

 La última temporada que cultivamos vegetales en esas tierras fue 2020 y hemos pasado los últimos dos años con cultivos de cobertura y granos pequeños para agregar materia orgánica y diversificar el perfil de nutrientes y raíces del suelo. Los 3/4 de acre de ajo de cuello duro que plantamos en otoño son el ancla de las otras 49 secciones de 50’ de ancho con guisante de avena, centeno y tierra en barbecho completo. Agregaremos una siembra de espárragos en la parte superior del campo al borde del pantano. Este helecho hidrófilo es uno de los pocos vegetales perennes comunes en el noreste que, después de establecerse durante unos años, se puede cosechar durante décadas.

Secciones de guisante de avena muerto por el frío de invierno en P45. Foto: Jenny Linger

Cuando llegue la primavera, las secciones de centeno y guisantes que plantamos en primavera se enrollarán para plantar melones cucumis, sandías, calabazas de invierno y frijoles verdes sin labranza. Cultivar sin labranza puede ser un riesgo para los productores orgánicos, entre malezas, humedad, plagas, y la posibilidad de reducir la producción. Sin embargo, también puede controlar las malezas, controlar la humedad y ser una forma de agregar más materia orgánica (Humus – la fuerza vital del suelo) en tierras cultivadas vulnerables. En el arco de la transición climática, nuestros equipos de producción apoyan tanto la investigación institucional como las cuestiones prácticas de cómo evaluar, calibrar e iterar los tratamientos de cultivos para anticipar los cambios ambientales y la necesidad de desarrollar la salud del suelo a largo plazo en el Valle del Hudson. Nuestros socios de investigación en Cornell Cooperative Extension nos están ayudando a investigar el Flujo de Gases Invernadero entre distintas prácticas de labranza y tratamientos de preparación, y su efecto sobre el rendimiento, la calidad y el impacto atmosférico.

Sandía de cero labranza en residuos de guisante aplastados (“roll and crimp”). Foto: Jenny Linger

Una de nuestras preguntas prácticas culturales es acerca del uso de mantillo de plástico. Nuestra superficie total de melón y sandía aumentará porque nuestros socios de distribución nos han pedido más fruta. Con la expansión y la adición de algunas variedades nuevas, incluyendo Piel de Sapo (un melón de carne blanca), hemos decidido explorar diferentes métodos de control – plástico negro, cero labranza/labranza por zona (en avena y guisantes enrollados), y cultivo sin cubierta – y las consideraciones en torno a qué sistema (o combinación) ofrece el beneficio más completo para rendimientos rentables, sistemas de trabajo y gestión de recursos complementarios, mejoras de la salud del suelo y conciencia de limitar las basuras. El mantillo de plástico negro ayuda a calentar el suelo para los cultivos que prefieren climas cálidos; requiere un riego más eficiente con el uso de cinta de goteo; evita la compactación del suelo por pasadas de cultivo adicionales; y en general, ahorra mano de obra necesaria para cultivar a máquina o a mano. Sin embargo, se ha debatido mucho su uso en la agricultura orgánica y a menudo se ha criticado su impacto en generar residuos materiales, mientras las certificadoras orgánicas aún no han aprobado el uso de bioplásticos (biodegradables/compostables) como producto alternativo de cero residuos. Nuestros socios de CCE están estudiando esta pregunta de investigación en la producción de camote, un cultivo que se beneficia de un suelo cálido y húmedo. Actualmente plantamos cebollas en una cubierta color plata reflectiva que sirve como un elemento disuasorio físico para una plaga común y dañina llamada tisanópteros (thrips en inglés), al mismo tiempo que aumenta la fotosíntesis y mantiene bajas las temperaturas del suelo bajo el calor del verano.

Frijoles verdes cultivados y cosechados mecánicamente. Foto: Jenny Linger
Cultivo de zanahorias con tractor. Foto: Jenny Linger
Rosa Villegas y Maribel Augustin Gaytan lavan coles en Instalación de Lavado y Empaque. Foto: Jenny Linger

El maíz dulce, el brócoli, los frijoles verdes y las zanahorias seguirán cubriendo las mayores superficies como cultivos de verano fáciles de cultivar mecánicamente. La mayoría de nuestros sistemas de cultivo se orientan al uso de tractores para maximizar la superficie productiva y diversificada con un equipo de 12 personas. Sin embargo, como puede confirmar nuestro equipo, los camotes y las papas requieren un cultivo manual persistente, a menudo arduo, durante toda la temporada y, por lo tanto, son solo alrededor del 15% de nuestro plan de cultivo. Aunque tenemos nuestras variedades principales, nuestra selección de papas de almacenar está creciendo como un arco iris que incluye las variedades ‘Blackberry’ de piel y carne morada; ‘Strawberry Paw’ de piel rosada, carne blanca; y ‘German Butterball’ de piel y carne amarilla. A veces, las condiciones lluviosas de finales de primavera complican el inicio del cultivo de la papa y, como resultado, hemos estado desyerbando a fuego, del mismo modo que se suele hacer con la zanahoria y zanahoria blanca, para incinerar las malas hierbas idealmente cuando miden menos de una pulgada sin dañar el cultivo principal.

Vista aérea de la producción en pleno apogeo en un año anterior.
Pimientos en el invernadero.

Desde cebolla a zanahoria blanca, col a coliflor, brócoli a remolacha, nuestras siembras y sucesiones incluyen aproximadamente 40 vegetales y más de 120 variedades. Almacenamos la mayoría de nuestros cultivos para distribuirlos durante el invierno cuando es más difícil encontrar productos frescos en despensas o bancos de alimentos. Sin embargo, este año probaremos añadir pequeñas cantidades de cultivos frescos de temporada cálida como la albahaca, tomatillos, cebollas blancas, cebollas verdes, jengibre y cebollines para ofrecer cultivos más diversos con relevancia multicultural en nuestras ofertas de primavera y verano para nuestros socios de distribución, junto con maíz dulce, brócoli, tomates, melones y pimientos.

Centeno derribado después de la tormenta de granizo del año pasado. Foto: Jenny Linger
Selección de productos molidos de Milestone Mill.

Los cereales pequeños tuvieron un debut exitoso en la rotación de campos de vegetales el año pasado. El plan de producción sembró granos anuales— trigos de primavera e invierno, centeno – en nuestros campos de vegetales fuera de temporada, ocupando el segundo año en una rotación de tres años. Al plantar cultivos de campo después de vegetales, podemos maximizar nuestra inversión en la aplicación de estiércol de gallinas curado, rico en nitrógeno, antes de plantar otra siembra de vegetales. Las raíces más profundas de las hierbas movilizan nutrientes y estimulan más diversidad de especies en el suelo, mientras se produce una cosecha comercializable e ingresos agrícolas adicionales para los agricultores de vegetales diversificados.

Hemos estado cultivando granos pequeños en los campos de vegetales durante al menos dos años. 2022 fue el primer año en que plantamos un campo completo con granos pequeños, como parte de una prueba para comparar cultivos de cereal en manto aplastado (“roll and crimp”) con cero labranza junto a cereal sembrado en tierra desnuda. Sin verse diferencias claras en la calidad, nos muestra que cero labranza no reduce la productividad o calidad, y en el caso del trigo de primavera, se vio un pequeño aumento en el rendimiento por acre en las parcelas de cero labranza.

Estos cultivos de campo, así como los frijoles negros y pintos, el maíz de grano y los cultivos de cobertura son partes integrales de nuestra rotación de campo de 800 acres y apoyan el proyecto del molino regional, Milestone Mill. En los últimos años, Farm Hub ha estado incubando el Molino, que ahora es una empresa independiente sin fines de lucro, mientras se construyó un granero para procesar granos para consumo humano y aumentó nuestra capacidad para seleccionar granos variados y legumbres por color. Esta infraestructura es fundamental para producir productos de semillas y molidos de alta calidad. Un clasificador de color utiliza cámaras para identificar y retirar productos defectuosos y de mal color o contaminantes de un flujo de producto, y puede limpiar hasta 2.500 libras por hora. Seguiremos combinando métodos de producción orgánica con enfoques regenerativos para mejorar la producción y apoyar la gama de productos locales y co-empaquetados de Milestone Mill, como base fundamental de su cadena de suministro de granos regional.

Debido a que la granja prioriza la salud del suelo, buscamos incorporar cultivos comerciales de crecimiento rápido que permitan sembrar un cultivo de cobertura el mismo año. Por esa razón, el Equipo de Cultivos de Campo agregará casi 100 acres de chícharos de campo a la lista de siembra de primavera. Como legumbre, el chícharo (o guisante) fija nitrógeno al suelo, mientras que sus semillas, los mismos chícharos, también lo convierten en proteína para la nutrición animal. En particular, los chícharos de campo se plantan al inicio de la primavera, y se cosechan a principios del verano, dándo tiempo a la granja a producir un cultivo comercializable y plantar luego un cultivo de cobertura para enriquecer el suelo (o, alternativamente, otro cultivo comercial de temporada corta) antes de sembrar los granos pequeños del año siguiente. Esto nos prepara para cultivar más trigo con cero labranza. La soja, otra legumbre, se cosecha demasiado tarde para que se pueda establecer una cubierta de centeno de invierno con método “roll and crimp”. Además, a diferencia de la soja — que se debe tostar antes de molerla para pienso — los chícharos de campo no necesitan ser procesados. Evitar este paso adicional representa un ahorro de energía y costos en procesamiento/molienda comercial o para los agricultores que muelen su propio pienso, y mantiene la palatabilidad y la nutrición de cerdos, pollos y vacas. Si bien este va a ser un año de aprendizaje, esperamos tener suficiente éxito con los chícharos de campo en 2023 para incorporarlos a nuestra rotación de cultivos de campo en el futuro.

Frijoles negros. Foto: Jenny Linger

La importancia de los cultivos de campo - granos y legumbres – en el ayer, hoy y mañana de los sistemas alimentarios se extiende mucho más allá de su función agroecológica. Son naturalmente relativamente bajos en consumos que generan carbono porque se pueden almacenar durante meses sin gastos de energía y tienen mejor rendimiento en condiciones de secano/irrigación por lluvia que los vegetales. Nuestras -research/" target="_self">pruebas de investigación sobre cero labranza intentan explorar hasta qué punto es posible una perturbación mínima del suelo en un ciclo de varios años. Generalmente son tanto productos alimenticios como semillas, por lo que no necesitan ningún cuidado o infraestructura diferente para obtener y guardar semillas, solo su limpieza. Finalmente, combinadas contienen proteínas completas y son fuentes de carbohidratos ricas en vitaminas y minerales, energía esencial de combustión limpia en nuestras dietas. Los ensayos con Kernza ayudan a comprender mejor el potencial de mantenimiento de la producción de granos pequeños en el futuro mientras pensamos en sistemas de cultivo de usos múltiples que incorporan la producción de alimentos, de forraje y el hábitat.

El zapper de malezas y la segadora entre hileras son implementos contemporáneos que se destacarán esta temporada en la producción de frijoles negros y pintos y este último en los ensayos de investigación de este año. Las grandes superficies de cultivos de campo y las condiciones climáticas cada vez más desafiantes puede hacer más difícil decidir el calendario de cultivo, con patrones climáticos cada vez más erráticos y las herramientas tradicionales. Si se pierden cultivos iniciales críticos, a veces es imposible matar las malas hierbas maduras, especialmente cuando entran en reproducción. La segadora y el zapper proporcionan opciones que limitan físicamente el crecimiento de malezas, la primera corta la maleza e incluso crea una cubierta verde intencional entre filas y la segunda aplica una descarga eléctrica a las malezas que toca en la fila para matarlas. Ambas limitan la competencia dañina con los cultivos y aumentan el banco de semillas del suelo.

Demostración de segadora de entre filas en Farm Hub.

Un invierno suave con nevadas relativamente ligeras hizo que este equinoccio de primavera y la llegada del calor se sintieran proféticos. Una transición abrupta hace que todos los agricultores se pregunten sobre los planes que tenían preparados — las decisiones contenidas en cotiledones que brotan de la tierra y vermiculita en el invernadero, las variedades de semillas, y los números de lote escritos en las fértiles células de hojas de cálculo que se mantienen año tras año. ¿Estamos bien preparados para las sorpresas desconocidas de las estaciones — temperaturas, enfermedades, precipitación y vientos? – esta es la pregunta que enfrentamos ahora como trabajadores de la tierra. Nuestra esperanza es que, con el espacio, la capacidad, el conocimiento y los recursos para integrar prácticas indígenas sostenibles en los sistemas de cultivo y la infraestructura de la granja, Continuamos un ciclo de generación de productividad y resiliencia en esta tierra.

Disfruta de un timelapse de brotes de chícharos, de semilla hasta la cosecha capturados por Ernesto Villegas, un miembro de nuestro equipo de producción.

Suscríbase a nuestro boletín de noticias y eventos.